Es fácil saber qué quiere un hombre.
Y no. No es meterla. Ni siquiera es llenar el buche o conducir un animal de trescientos caballos capaz de suplir su escaso talento.
Todo lo que quiere un hombre está resumido en una secuencia de esa película serializada llamada Mad Men. Transcurre en una heladería y en ella comparten batidos, helados y sonrisas Don Draper, su hija, su hijo y su nueva novia afrancesada. Llegado el momento su pequeña Sally Draper tira un batido. Sobre la mesa. Y entonces el silencio. Las muecas de pánico. “Oh, no“. Todos -Don, Sally, el espectador- imaginamos lo que ha de venir. La peor de las catástrofes, el final de las sonrisas, la inevitable bronca.
Un hombre solo quiere estar tranquilo. Vivir en paz, lejos de las putas broncas que ya aguantaba de su madre por no recoger su habitación. Las mismas broncas que soporta hoy por no tirar la basura o recoger la mesa.
Pero Megan no le pega la bronca. No ha pasado nada, es solo un batido. Se puede limpiar. Sigamos comiendo helado.
Y claro, Don se enamora...
By; Nada importa
No hay comentarios:
Publicar un comentario