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martes, 21 de enero de 2014

" Como un regadera II"


Cuando dicen de una chica que está “como una cabra”.
¿Te parece divertido? Ponte a temblar.





Conozco tu password.
Porque tú, zoquete, probablemente lo has olvidado, pero -ay- No olvido un password tan fácilmente!
Y sé que lo te estás preguntando… “¡Pero un momento! Si yo no se lo he dado…” Ajá, nadie sabe cómo narices lo se. Pero créeme. Lo se.

Tu vida social.
¿En serio pretendes seguir siendo amigo de tu ex? ¡Venga, por favor!
¿Que dices que los jueves te gusta ir de copas con tus colegas de-toda-la-vida? ¿Sin mi? Espabila, chaval.

Tracatrá.
Tengo otra parte maravillosa (evidentemente): Como salida de una telenovela venezolana. Cariñosas, guapas. Y esas, como todo el mundo sabe, lo hacen como Dios.

Escenitas no, lo siguiente tampoco, lo siguiente.
Soy especialista en montar pifostios de los que hacen época -siempre- en el peor momento. ¿Delante de tus compañeros de curro? No me importa 
¿Con tu madre?
¿En ese concierto que llevas meses esperando? Bah.

La pirada 2.0.
Se que estoy como un cencerro, que tengo dentro a un Mr. Hyde,  un puto Galactus a punto de devorar un universo (es lo que hacía Galactus cuando se levantaba tonto, devoraba universos) y no quiero que salga todavía... hasta que no te enganche.
Y meto a la chalada bajo llave en una carcel en un sótano del área 51. 
Pero ay. Llegará ese día. Vaya si llegará.

Strangers in the night.
Llamadas de madrugada, recogerme a no sé dónde a las tantas de la madrugada, aporrear a tu puerta a horas intempestivas despertartando a tu compañeros de piso…etc. La noche me da poder cómo a un Gremlin. Todo de noche me sale mejor y tú has tomado las peores decisiones de tu vida de noche: haz las cuentas.

La loba de Wall Street.
La verdad: Me encanta el lujo. Quiero que te gastes todo lo que tengas, lo que tuviste y lo que tendrás en mi. No es por el mero hecho de gastar, es por ver lo que das por mi. Es por ese puto juego de poder.

Es adictiva.
Ten cuidado porque como los torreznos, el boxeo y ese último cubata cuando cierra la disco: nuestra protagonista es a partes iguales letal para tu salud y tremendamente adictiva. Esa montaña rusa emocional engancharía hasta a Rouco Varela y se que no quieres ser el más sano del cementerio pero, tío, HUYE.

Se reconocen entre si.
Se huelen, se conozccen y saben que sólo hay un gallo en un corral.  

Es más, en realidad te aconsejo mejor que nadie: “cariño nunca te líes con esa”. Somos como los Inmortales, sólo puede quedar uno.


Llorar por llorar.
Llorar es una catarsis, y nada se repite mas que los momentos catárticos que no llevan a ninguna realidad diferente a la anterior y sólo a otra catarsis que se resolverá con otro llanto hacia otra catarsis. 

Si no lo has entendido es que no has estado con una. Pero tranquilo, todo llega.

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