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martes, 7 de junio de 2011

PARA REFLEXIONAR


Tengo un amigo que me dice que lo que se consigue con esfuerzo se disfruta mas.

No estoy de acuerdo, creo que todo es una mentira, para aceptar el esfuerzo y consolarte cuando lo pasas mal.

No disfrutas mas de la playa, porque el trayecto hasta llegar sea mas largo.
No disfruto mas de unas patatas fritas porque me cueste mas conseguirlas.
No disfruto mas de él porque me haya costado.

Atravesamos cualquier sacrificio y nos consolamos con la idea de que cuando la felicidad llegue todo lo que hicimos habrá valido la pena.

Creo que la felicidad real viene con el sentido opuesto a la persecución de “cosas que te hacen feliz”. Ya que todo son falsas “necesidades”. Hay que fluir con la vida.

Os dejo para que lo penseis con un relato de osho:

Goza de la vida, del amor, de la meditación, de las bellezas del mundo, del éx­tasis de la existencia... ¡goza de todo! Transforma lo mundano en sa­grado. Transforma esta orilla en la otra orilla, transforma la tierra en el paraíso.

Y sin embargo, indirectamente, empieza a producirse una cier­ta renuncia. Pero es una cosa que ocurre, no lo haces tú. No es algo que haces, es algo que ocurre. Empiezas a renunciar a tus tonte­rías, empiezas a renunciar a la basura. Empiezas a renunciar a las relaciones insensatas. Empiezas a renunciar a trabajos que no sa­tisfacen tu ser. Empiezas a renunciar a lugares en los que no era posible el crecimiento. Pero yo a eso no lo llamo renuncia. Lo lla­mo entendimiento, conciencia.

Si llevas piedras en la mano creyendo que son diamantes, yo no te diré que renuncies a: Esas piedras. Me limitaré a decirte: «Man­tente alerta y echa otra mirada.» Si tú mismo ves que no son dia­mantes, ¿qué necesidad hay de renunciar a ellas? Caerán de tus ma­nos por sí mismas. De hecho, si quieres seguir llevándolas tendrás que hacer un gran esfuerzo, tendrás que aplicar mucha voluntad para seguir llevándolas. Pero no podrás llevarlas mucho tiempo; en cuanto hayas visto que son inútiles, que no valen nada, tendrás ga­nas de tirarlas.

Y cuando tus manos queden vacías, podrás buscar auténticos tesoros. Y los tesoros auténticos no están en el futuro. Los auténti­cos tesoros están aquí mismo, ahora.

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