Una relación es frecuencia.
La frecuencia con la que hacéis cosas juntos.
La frecuencia con la que no hacéis cosas por separado.
La frecuencia con la que os veis y os dejáis ver.
La frecuencia con la que os echáis de menos.
La frecuencia con la que os estáis de más.
La frecuencia con la que sentís.
Con la que os reís. Y con la que lloráis, también.
La frecuencia de vuestros planes.
La frecuencia de vuestros recuerdos.
La frecuencia de las benditas discusiones y de las malditas reconciliaciones.
Frecuencias y más frecuencias.
Frecuencia con la que os acostáis.
Frecuencia con la que os abrís los ojos. O la cabeza. O el corazón. Frecuencia con la que os apartáis estando juntos y con la que os unís desde la distancia.
Qué fácil se olvida uno de la frecuencia con que se hacen las cosas. Qué pronto se nos pudren y se tornan rutinas. Y qué fácil es olvidarse de que si no hay frecuencia, ni hay relación ni hay nada, pues puede que aún se sea, pero desde luego que ya no se está.
Una relación es frecuencia. Cambia cualquier frecuencia y estarás cambiando la relación.
O mejor aún, cuida mucho tus frecuencias. Estarás cuidando tu relación.
RISTO MEJIDE
Me encanta mi frecuencia
pensaba que era un idiota, por decirlo suavemente, pero no tiene mala onda este tipo, no
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