" Empecé a mimarla con flores, besos y elogios. Le sorprendió e intenté complacerla en todo momento. La llené de regalos y comencé a vivir sólo para ella. Sólo hablo en público de ello y todo lo relacionado con ella de alguna manera. Alabé a solas y frente a todos nuestros amigos. No puedo creerlo, pero ella comenzó a revivir, a florecer. Se hizo aún mejor de lo que era antes. Ganó peso, dejó de caminar nerviosamente y me ama aún más que antes. Yo no sabía que ella podía amar con tanta intensidad. Y entonces me di cuenta: “La mujer es el reflejo de su hombre.”
BRAD PITT
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